Nana maldijo los segundos que le llevó recoger lo que había sacado y equiparse con otro tipo de objetos –en su mayoría inofensivos, pero que la ayudaban a centrarse y canalizar su magia con mayor rapidez y precisión-. Salió dando un portazo y, ya en la calle, se subió al primer taxi que encontró, aunque más tarde se lamentaría por el enorme gasto de dinero que estaba haciendo en aquel viaje.
La callejuela era exactamente igual a como la había visto, y tan corta que el portal fue fácil de reconocer, con un número cuatro de hierro oxidado sobre la puerta de madera. En algunos momentos era de lo más útil ser una bruja, se dijo Nana mientras la puerta se abría para ella con un clic y un chirrido desagradable.
La callejuela era exactamente igual a como la había visto, y tan corta que el portal fue fácil de reconocer, con un número cuatro de hierro oxidado sobre la puerta de madera. En algunos momentos era de lo más útil ser una bruja, se dijo Nana mientras la puerta se abría para ella con un clic y un chirrido desagradable.
Las escaleras eran oscuras y algunos
peldaños parecían hundidos. Intentó no hacer ruido mientras subía, dando un
solo paso cada vez y atenta a los sonidos a su alrededor. Cuando llegó al
tercer rellano, el nudo de ira, nerviosismo e impaciencia estaba tan tenso en
su estómago que supo que podría haber entrado en la habitación echando la
puerta abajo.
Estuvo tentada de hacerlo, pero en
vez de eso respiró hondo y escuchó, con los sentidos alerta a cualquier ruido.
Recurrió de nuevo a sus poderes para que la puerta se abriese, y entró en la
estancia mirándolo todo a pesar de la oscuridad.
El cuarto estaba lleno de muebles
tapados con sábanas blancas, y en el polvo del suelo se veía el ir y venir de
pasos y la silueta de un hombre donde había visto al ladrón durmiendo. Sin
embargo, el ladrón no estaba allí, y Nana a punto estuvo de empezar a romper
cosas antes de que un sonido la alertase.
No había dado importancia al correr
del agua antes de que ésta parase, y se escuchase a alguien en movimiento. En
realidad, ni siquiera se había fijado en que había un segundo cuarto al otro
lado de la estancia, que evidentemente era un baño. Tuvo poco tiempo para
prepararse, porque el ladrón tardó tres segundos exactos en abrir la puerta y
quedarse parado bajo el umbral, mirándola fijamente.
Muy en contra de su voluntad, Nana
abrió la boca y se sonrojó. No era tan joven como se había esperado. Y el
recuerdo de su silueta en la oscuridad no hacía justicia a su figura tapada
apenas por una toalla en las caderas. Pero recordaba su sonrisa, esa sonrisa
que ardía en su cara y le gritaba que, incluso sin hablar, se estaba burlando
de ella.
—Tú.
Elocuente, la verdad. De todas las frases
tremendistas sobre venganza y condenación, estaba claro que aquella única
sílaba expresaba sin duda la profundidad de su rabia. Nana quiso darse de
bofetadas, pero en lugar de eso se apartó de un manotazo los rizos de la cara y
decidió no volver a improvisar jamás.
—Devuélveme mi bola.
Estaba bastante segura de dar una
imagen impresionante. Se había vestido para ello, con botas altas y un vestido
negro de manga larga y falda minúscula. Con los rizos pelirrojos a la espalda y
su aura mágica a toda potencia alimentándose de su rabia, sabía que parecía un
poco demoníaca y muy amenazadora.
Pero el ladrón se limitó a apoyarse
contra el marco de la puerta y arquear una ceja.
—Por supuesto, encanto. ¿Cuánto
estás dispuesta a pagar? —Sus ojos tenían un brillo interesante al lado de esa
sonrisa, y miraban a la bruja de arriba abajo sin amilanarse. —Aunque no soy un
hombre avaricioso. Tal vez podamos hacer un trato, n´est-ce pas?
Dentro de Nana, la ira estalló en un remolino de
poder. Aquel indeseable tenía su bola de cristal, y se atrevía, se atrevía
a bromear al respecto, a sonreír y a pensar que podía librarse de ella como si
nada.
La puerta del cuarto se cerró de un portazo y los
marcos de las ventanas crujieron. Sin una sola señal física que indicase la
presencia de una tormenta, los muebles empezaron a temblar y el polvo formó
remolinos en el espacio entre ellos.
—Tú, maldito desgraciado. —Su voz tenía tres ecos
diferentes, y reverberaba en la habitación vacía como si se tratase de una
cueva.
—¡Vale, vale, calma! Estoy seguro de que podemos
llegar a un acuerdo…
—¡Te voy a convertir en algo tan diminuto que
desearás no haber nacido!
—Oye, sin amenazar, encanto.
Con un crujido, uno de los muebles se desplomó en
el suelo. Se convirtió en un montón informe de astillas, y la sábana blanca que
lo había cubierto se hizo trizas. El ladrón levantó las manos de forma
apaciguadora, dando un paso atrás hacia el interior del baño.
—Vamos, vamos. Estaba bromeando, ça va? Te devolveré tu bola y no se hable más.
Sonrió de nuevo. Con las palmas de
las manos abiertas hacia arriba, y esa sonrisa en los labios, parecía un hombre
joven y educado que había cometido un error y que estaba muy dispuesto a repararlo.
La ira de Nana desapareció en un último remolino de poder, y las vibraciones se
detuvieron a su alrededor.
Tuvo que volver a retirarse el pelo
del rostro, y a continuación estiró el brazo con la palma hacia arriba,
esperando. Sabía que aún llevaba en los ojos un brillo residual de poder, por
lo que brillarían eléctricos en la semipenumbra del amanecer.
—Muy bien, ¿dónde está?
—Bueno, encanto, ahora no vayas a
ponerte hecha una furia, ¿vale? Pero digamos que… en fin, que no la tengo aquí
en este preciso momento —concluyó, con una sonrisa encantadora.
—¿Cómo?
—Pero tú tranquila, ça va? Te doy las señas del tipo al que
se la vendí y vas a pedírsela sin ningún problema.
—¡¿Has vendido mi bola de cristal?!
—Todo tiene un precio, ángel. Y la
verdad es que para ser tan poca cosa…
—¡¿Tan poca cosa?! ¡Estás muerto!
—Eh, eh, que yo no tengo la culpa
si…
—¡Si, ¿qué?! ¡Asqueroso gusano!
Hubo un destello de luz dorada, que
parecía provenir directamente de los ojos de la bruja. De alguna manera, el
ladrón se las arregló para saltar fuera de su trayectoria, aunque una persona
normal jamás habría podido escapar del lanzamiento de un conjuro.
Blue
¡Hola Blue!
ResponderEliminarMe voy a poner seria para regañarte un momento, no puedes hacer esto. Es una tortura empezar a leer un poco de una historia que me esta gustando y que nos des tan poquito. Necesito saber más jajaja
Espero ansiosa el siguiente capítulo, en serio me esta gustando mucho ^^
Besos ♥
-Freyja
¡Hola! Muchas gracias por el comentario, me alegro muchísimo de que te esté gustando tanto ^^
EliminarLo de la longitud de las entradas, son de unas dos hojas de word, y cuando las pongo en blogger parece más, pero sí es cierto que leídas son cortitas u.u Intentaré alargarlas un poco, ¡lo prometo!
¡Muchísimas gracias por comentar! Saludos! ^^
¡Hola guapa!
ResponderEliminarA mi compi de blog también le gusta ^^ Yo lo acabo de leer, con tanta fiesta no me he enterado de nada :(
Esperamos ansiosas la continuación ^^
Besotes ♥
~Yvaine